La inteligencia emocional.
La inteligencia emocional está mucho más vinculada al mundo laboral de lo que creemos, ya que una gran parte del trabajo que realiza un a persona, depende de sus habilidades.
En el mundo de la prevención, lo más importante es la seguridad y salud del trabajador, y esto no es solo que no se rompa un dedo, si no también que trabaje en una organización sana y responsable, de la cual se sienta parte.
Para ello es muy importante crear un ambiente positivo en el trabajo, ya que trabajar, se trabaja por necesidad, pero hacer de el lugar de trabajo un suplicio, aumenta la posibilidad de accidentes. Algunas de las medidas que se pueden llevar a cabo:
Horario flexible.
Fomentar la participación de los empleados.
Crear una conciencia de grupo.
Planes de financiación…
En el ámbito del trabajo, es muy importante también la “competencia emocional”. Dicha competencia se puede aprender, y se basa principalmente en la conciencia que el trabajador tiene sobre sí mismo, así como la motivación y la capacidad de adaptarse a cualquier situación.
Como hemos comentado, la inteligencia emocional se puede aprender, y una buena formación va más allá de los aspectos teóricos de la empresa que se deben conocer, sería centrarse en:
Interpretar la percepción.
Autocontrol.
Distinguir las emociones y cambios.
Gestionar correctamente a la plantilla.
Un trabajador contento, es un trabajador productivo y más seguro, por ello, apostar por un ambiente de trabajo sano y agradable, es apostar por el beneficio de tu empresa.
Hay que dedicar un pequeño tiempo a saber escuchar a nuestros trabajadores para poder crear un ambiente de trabajo adecuado, donde trabajar no sea un suplicio y donde nuestros trabajadores se encuentren a gusto, lo que supone también una disminución de los riesgos, y por tanto de los posibles accidentes.
Apuesta por ser una empresa saludable, apuesta por seguir creciendo.
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